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domingo, 25 de mayo de 2014



confesiones




Yo te estaba esperando. 
Más allá del invierno, en el cincuenta y ocho, 
de la letra sin pulso y el verano 
de mi primera carta, 
por los pasillos lentos y el examen, 
a través de los libros, de las tardes de fútbol, 
de la flor que no quiso convertirse en almohada, 
más allá del muchacho obligado a la luna, 
por debajo de todo lo que amé, 
yo te estaba esperando. 
Yo te estoy esperando. 
Por detrás de las noches y las calles, 
de las hojas pisadas 
y de las obras públicas 
y de los comentarios de la gente, 
por encima de todo lo que soy, 
de algunos restaurantes a los que ya no vamos, 
con más prisa que el tiempo que me huye, 
más cerca de la luz y de la tierra, 
yo te estoy esperando. 
Y seguiré esperando. 
Como los amarillos del otoño, 
todavía palabra de amor ante el silencio, 
cuando la piel se apague, 
cuando el amor se abrace con la muerte 
y se pongan mas serias nuestras fotografías, 
sobre el acantilado del recuerdo, 
después que mi memoria se convierta en arena, 
por detrás de la última mentira, 
yo seguiré esperando. 


Luis Garcia Montero